Los seres humanos que hemos dedicado nuestra vida al servicio de los demás, bien sea con la disposición de una entrega vocacional, profesional o de un servicio por la conservación de la vida y la promoción de la dignidad humana, procuramos la realización personal. En esta vemos con mucha esperanza la búsqueda de oportunidades de mejor remuneración y progreso laboral, de crecimiento personal y profesional y de un éxito que nos garantice la permanencia en los empleos y la estabilidad de una vida que, de suyo, ya trae muchos retos para la supervivencia y la socialización.
Pensarse en esta realización, en el contexto del trabajo y de la realidad de las organizaciones en Iberoamérica, en específico del siglo XXI, quizás implique también alcanzar un equilibrio entre la propia vida, sus retos personales y sociales y la estabilidad y el crecimiento profesionales. Esto en un medio caracterizado por las interconexiones, las tecnologías de la información y su influencia en el conocimiento y en la automatización de procesos operativos que, más allá de generar adaptaciones en el conocimiento, pone de relieve la posibilidad de la no continuidad de ciertos oficios y las incertidumbres provenientes de las realidades sociales, económicas, políticas, culturales e ideológicas.