La figura de san Buenaventura, con sus grandes aportaciones filosóficas, teológicas y espirituales, nos ha provocado a conocer más profundamente su doctrina. A ello se une otra motivación, decisiva para elegir el tema estudiado: una atracción personal por la antropología teológica, que desde el primer capítulo del Génesis, se vislumbra como un encuentro de amor entre Dios y el hombre: “Dijo Dios: Hagamos el hombre a imagen nuestra, según nuestra semejanza... Y creó Dios al hombre a imagen suya: a imagen de Dios le creó”.

El título del presente trabajo, nos ubica dentro del proceso de conocimiento que va adquiriendo el hombre sobre el sentido profundo que tiene ser considerado imagen de su Creador. Dicho proceso estriba en la capacidad de confrontación del hombre con todo el macrocosmos, partiendo de la semejanza impresa en los vestigios del universo hasta llegar a percibirlo en un éxtasis mental como Dios Uno y Trino, razón de ser, principio y fin de todo lo creado.